Es una pregunta que siempre nos hemos hecho y hoy más que nunca sigue teniendo vigencia. Nuestros pueblos tienen una historia ligada a los procesos productivos. Nuestras etnias han sido y aun hoy son principalmente comunidades agrícolas y ganaderas. Además los negocios forestales y acuícolas no le son ajenos, eso si siempre a pequeña escala.
Pero porque no hemos podido consolidar estas actividades económicas. Porque no le hemos podido dar el valor que deberían tener estas tareas. Porque a pesar de nuestra gran biodiversidad no podemos desarrollar mejores agronegocios. Porque nos cuesta tanto dar el paso definitivo hace el desarrollo sostenible. Es muy simple, nos ha faltado conceptualizarlas con una visión empresarial.
A falta de una gran variedad de recursos, otras sociedades privilegian las tres «I» del desarrollo: innovación, información e investigación. A la larga esta inversión se hace rentable por los altos niveles de productividad alcanzados y por los niveles de seguridad certificados. Y por otro lado, se ahorran procesos al planificar siembras, riegos, cultivos y cosechas con mucha anticipación.
El joven emprendedor debe tener muy claro que invertir en innovación, información e investigación no redundará en un beneficio inmediato pero estará apostando a futuro, ambas actividades sirven para consolidar las ofertas exportables, solo viables cuando se conoce las tendencias del mercado. Hoy las oportunidades de negocio agrícola son exitosas solo si se planificación y desarrollan en base a una gestión empresarial.
Fértil Mundo 
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