Los agronegocios son un sistema integrado de procesos productivos. Permiten interconectar procesos productivos, de industrialización y comercialización. El concepto se inicio a finales de la década de los 50 y hoy cumplen un papel importante en la economía de los principales países del mundo.
En un país como el nuestro, los agronegocios no han tenido la oportunidad de consolidarse. Las ideas de negocio siempre han apuntado a desarrollar un proceso en particular. Si se trataba de la producción lo importante era alcanzar la productividad deseada. Si se trataba de la industrialización de los productos, el tema relevante era la seguridad o inocuidad e inclusive en los temas de comercialización lo que primaba era la rentabilidad. No había la intención de integrar procesos.
En la actualidad el éxito comercial no deja de lado los atributos mencionados anteriormente. Al contrario, los privilegia pero dentro de un contexto mayor. Les añade tres componentes fundamentales, la asociatividad, la competitividad y la sostenibilidad. Procesos productivos pero con visión empresarial. Hoy en día nadie debería cultivar un producto para luego buscar un comprador. Todo lo contrario, las particularidades de los consumidores son el inicio de las oportunidades de negocio en un mundo globalizado que se ha vuelto cada vez más exigente e informado.
Nuestros jóvenes emprendedores tienen en un escenario megabiodiverso la posibilidad de generar negocios agrícolas, ganaderos, forestales o acuícolas. Que nos falta. Capacidad de gestión, manejo de información, fomento a la investigación e impulso a la innovación. Este país llamado emergente puede conseguir su desarrollo, solo hay que valorar lo nuestro, lo que nos hace diferentes. Solo nos falta convertir lo comparativo en competitivo. Sí se puede.